En 1985, cuando el mundo de la relojería aún estaba recomponiéndose tras la crisis del cuarzo, Tissot tuvo el valor de mirar hacia un lugar donde nadie más buscaba inspiración: la montaña. Aquel año, en plena efervescencia de los materiales sintéticos y los relojes deportivos de plástico, la marca suiza presentó una idea que parecía una provocación y, a la vez, una declaración poética: fabricar un reloj con una caja de piedra natural. Así nació el Tissot RockWatch, un experimento tan inesperado como coherente con el espíritu pionero de una casa que había hecho del lema Innovators by tradition algo más que una frase de catálogo.
Una idea esculpida en el tiempo
Cuarenta años después, Tissot revive el RockWatch en una edición limitada a 999 unidades, fiel a la esencia original, pero reinterpretada con las herramientas de la relojería del siglo XXI. El nuevo modelo, referencia T147.409.96.510.00, no es una simple reedición nostálgica: es la culminación de un proceso de manufactura que combina tecnología avanzada y respeto absoluto por la materia.
Cada reloj nace del granito auténtico del Jungfrau, la célebre montaña suiza que domina el horizonte alpino. De sus entrañas se extraen los bloques de piedra que, tras un proceso casi escultórico, se transforman en cajas de 38 milímetros. Cada una es distinta, con vetas, tonos y texturas imposibles de reproducir, lo que convierte a cada RockWatch en una pieza única, irrepetible y profundamente personal.
La proeza de domar la piedra
El proceso es fascinante y casi hipnótico. Los bloques de granito se cortan en cilindros que, a su vez, se dividen y estabilizan para evitar tensiones internas. Después, los artesanos —los mismos talleres que trabajaron el modelo original en los años ochenta— realizan un vaciado submilimétrico para alojar el movimiento.
En ese punto, la precisión no admite errores: un exceso de presión o una vibración imprevista bastarían para fracturar el material.
Dentro de la cavidad, un recipiente de acero ofrece soporte y estabilidad al movimiento, y sobre él se monta el fondo grabado con una inscripción que resume el alma del proyecto:
“Genuine Stone from the Jungfrau – Limited Edition 001/999”.
La unión entre acero y piedra, frío y precisión, se cierra con tornillos pulidos que brillan discretamente sobre la superficie mineral.
Finalmente, se aplican las aguas de tampografía sobre la piedra —un proceso delicado, de presión mínima— y se coloca un cristal de zafiro abombado con tratamiento antirreflejos, que envuelve la esfera como una fina capa de hielo sobre una roca glacial.
La estética del silencio
Visto en la muñeca, el nuevo RockWatch sorprende por su sobriedad. El granito, en tonos grises con ligeras vetas verdosas y motas plateadas, refleja la luz con una textura mate, orgánica, casi viva. Las agujas niqueladas tipo bastón se elevan sobre la superficie pétrea con una elegancia austera, sin índices, sin ornamentos, sin concesiones.
El tiempo se lee aquí con calma, sin distracciones: sólo las horas y los minutos.
El movimiento de cuarzo suizo con indicador EOL (End of Life) garantiza precisión absoluta, pero el protagonismo no está en la mecánica, sino en la materia.
El conjunto se completa con una correa de piel negra flexible, de tacto denso y natural, que contrasta con la rigidez mineral de la caja.
El resultado es un reloj que no busca llamar la atención, sino transmitir una sensación: la de llevar en la muñeca un fragmento de Suiza, tallado y pulido hasta convertirse en un símbolo.
A continuación te presentamos algunas imágenes históricas y otras del proceso de fabricación del reloj.
Entre la naturaleza y la memoria
Tissot no ha querido alterar la silueta original de 1985: sigue siendo un reloj delgado, redondo y honesto. Pero ahora, la calidad del acabado es mucho más refinada. La corona firmada con la “T”, el pulido de los bordes, el ensamblaje invisible entre piedra y metal, todo respira modernidad y oficio.
El nuevo RockWatch se percibe como una pieza de colección, pero también como una declaración sobre el valor del tiempo: efímero para el hombre, eterno para la montaña. Incluso su estuche de presentación evoca esa dualidad: una caja maciza que imita el granito, con una placa metálica grabada que certifica el origen del material. Al abrirla, la experiencia es casi ritual: un reloj de piedra que emerge de una cuna de piedra.
Más que un reloj, un manifiesto
El RockWatch siempre fue una anomalía en la historia de Tissot. En los ochenta, rompió con la lógica industrial para recordar que la relojería también puede ser arte y geología. En 2025, su regreso no responde a una moda, sino a una necesidad: la de volver a lo esencial, a la materia pura, a la relación entre el hombre y la naturaleza.
No hay un reloj igual. Cada uno conserva las cicatrices microscópicas del granito del Jungfrau, formadas durante millones de años. Y en esas imperfecciones está su belleza.
Ficha técnica
Modelo: Tissot RockWatch
Referencia: T147.409.96.510.00
Edición limitada: 999 unidades numeradas
Caja: 38 mm de granito auténtico del Jungfrau, fondo de acero grabado
Cristal: Zafiro abombado con tratamiento antirreflejos
Movimiento: Cuarzo suizo con indicador EOL (horas, minutos)
Correa: Piel negra con hebilla de acero inoxidable
Precio: 1.095 €
Disponibilidad: Puntos de venta seleccionados y distribuidores oficiales Tissot
El Tissot RockWatch 2025 no es un simple homenaje: es una pieza de filosofía relojera. Un recordatorio de que, a veces, el lujo no reside en el oro ni en el brillo, sino en la autenticidad de lo que perdura. En definitiva, un fragmento de montaña convertido en tiempo.
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