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El regreso más radical de Cartier en Watches and Wonders 2025

Cartier Tank à Guichets

Cartier lo ha vuelto a hacer. En el marco de Watches and Wonders 2025, la maison parisina ha sorprendido con la reedición de uno de sus relojes más enigmáticos y audaces: el Tank à Guichets, que regresa como parte de la codiciada colección Privé, una línea que da cabida a las piezas más singulares y exclusivas de su archivo histórico.

Un diseño adelantado a su tiempo

Nacido en 1928, el Tank à Guichets fue un salto conceptual dentro del universo relojero. Mientras la mayoría de los relojes de la época lucían esferas tradicionales con agujas, Cartier rompió todos los moldes al presentar una pieza sin esfera aparente, sin índices y sin manecillas visibles. En su lugar, una caja completamente metálica exhibía sólo dos discretas aberturas: una ventana a las 12 horas que muestra el salto digital de la hora, y una abertura semicircular a las 6 horas que revela el avance de los minutos en un arco grabado con precisión.

Esta propuesta, de inspiración marcadamente Art Déco, no sólo era una osadía estética, sino una revolución conceptual. La caja maciza y cerrada, que recuerda literalmente a la de un tanque, reforzaba el espíritu moderno, funcional y casi arquitectónico del diseño de Louis Cartier. No es casual que, durante décadas, esta pieza se produjera de forma muy limitada, sólo en ocasiones especiales, convirtiéndose en objeto de deseo para coleccionistas.

La reinterpretación de 2025: más sobria, más técnica, más Cartier

Para esta nueva edición limitada a 200 unidades, Cartier mantiene la pureza del concepto original, aunque introduce ajustes sutiles que elevan aún más su presencia. La caja mide 25,5 mm de ancho por 43 mm de largo, con un grosor contenido de 8,15 mm, y se presenta en platino cepillado, un material noble que dialoga perfectamente con el carácter sobrio y técnico del modelo. Los biseles pulidos aportan un contraste refinado al acabado mate del cuerpo central, jugando con la luz de forma casi escultórica.

El diseño de la corona octogonal, posicionada clásicamente a las 3 h, remata el conjunto con la elegancia inconfundible del cabujón azul, un guiño histórico de la casa. La ausencia de cualquier decoración superflua en la caja refuerza su carácter monolítico, casi brutalista, pero siempre bajo el prisma de Cartier, que domina como nadie el arte de la geometría y la proporción.

La lectura del tiempo sigue siendo su elemento más teatral y distintivo. La hora aparece repentinamente cada sesenta minutos mediante un mecanismo de horas saltantes visible en la ventana superior. En la parte inferior, un delicado abanico marca los minutos mediante un sistema semirretrógrado, que regresa al inicio tras cada hora completa. Esta disposición no sólo ofrece una experiencia visual diferente, sino que exige una complicación técnica de altísimo nivel.

Cartier Tank à Guichets Watchmaking

Un interior tan fascinante como su exterior

Dentro late el nuevo calibre 9626 MC de cuerda manual, un movimiento desarrollado in-house por Cartier que consta de 211 componentes y ofrece una reserva de marcha de 48 horas. Este mecanismo no sólo permite las funciones de horas saltantes y minutos semirretrógrados, sino que se integra en una caja de perfil delgado sin comprometer la robustez. El fondo cerrado, en coherencia con el concepto estético, esconde una mecánica de alta precisión que honra el legado técnico de la firma.

Montar un calibre como este no es tarea sencilla. Como se puede apreciar en los detalles de su ensamblaje, la arquitectura del movimiento ha sido pensada para convivir con las limitaciones físicas del diseño, algo que Cartier ha resuelto con maestría, demostrando que no sólo diseña belleza, sino que la mecaniza con virtuosismo.

Detalles que enamoran

Uno de los aspectos más admirables del nuevo Tank à Guichets es su capacidad de transmitir lujo sin recurrir a ornamentos innecesarios. No hay índices, ni agujas, ni logotipos visibles en el frontal. Todo está al servicio de la forma y la función. La superficie de platino tiene un cepillado vertical impecable, que le confiere un aire industrial pero exquisito. La curvatura mínima en los laterales suaviza el conjunto, mientras que las asas integradas permiten una transición fluida hacia la correa de piel negra mate, que incorpora una hebilla de platino, por supuesto.

En la versión con correa burdeos, el contraste cromático aporta una dosis de teatralidad muy atractiva, ideal para quienes buscan una pieza con más personalidad, sin renunciar a la sobriedad de la forma. También destaca una versión con correa verde oliva y caja en oro amarillo cepillado, una combinación más cálida que ofrece otra lectura estética, más vintage y sofisticada. La más espectacular, sin duda, es la edición en platino con detalles en diamantes en la escala de minutos: un despliegue de lujo sutil, perfectamente equilibrado con la austeridad del diseño general.

Cartier Tank à Guichets Detalle

Un reloj para entendidos

Esta reedición del Tank à Guichets no es un reloj para todos. Su lenguaje estético minimalista, su sistema de lectura no convencional y su escasa disponibilidad lo convierten en una propuesta destinada al verdadero conocedor. Es una pieza para quien valora el diseño histórico tanto como la mecánica relojera, y para quien entiende que en la relojería, a veces, menos es infinitamente más.

Disponible exclusivamente bajo solicitud a través de Cartier, el precio de esta edición limitada puede consultarse directamente con la marca. Pero más allá del coste, este reloj representa un manifiesto de estilo, una oda al diseño puro y una prueba más de que Cartier sigue marcando el compás en el mundo de la alta relojería con forma, fondo y alma.

Jaime Civantos Capella
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