El Oris Big Crown Pointer Date es una de esas piezas que han trascendido el tiempo y las modas, permaneciendo fiel a su esencia desde 1938. La versión que hoy nos ocupa, fruto de la colaboración con Cervo Volante, no sólo mantiene intacto el carácter histórico del modelo, sino que le introduce un componente emocional y estético profundamente evocador: una esfera que parece capturar los tonos más cálidos del otoño suizo, y una correa realizada en piel de ciervo tratada artesanalmente.
Desde el primer vistazo, la esfera en degradado de arce quemado impone personalidad. Su transición cromática, desde un naranja vivo hacia un tono más oscuro en el perímetro, genera una sensación de profundidad y calidez extraordinarias. No es una esfera plana: vibra con la luz, cambia sutilmente con cada inclinación y transmite esa nostalgia de tiempos pasados que tan bien sabe manejar Oris. La tipografía árabe redondeada y generosa, ejecutada con un aire retro, encuentra en las agujas tipo catedral el complemento perfecto para mantener el espíritu de reloj de piloto clásico. Estas agujas, rellenas con Super-LumiNova, ofrecen legibilidad generosa sin perder un ápice de estética.
La complicación de fecha mediante aguja —una de las señas de identidad de la casa— está resuelta con elegancia. El anillo periférico marca los 31 días, y la manecilla dedicada, con una punta en forma de pequeña flecha verde, aporta una nota de contraste sutil, casi poética. Esa elección de color, lejos de romper el esquema otoñal, lo enriquece al introducir una referencia natural, vegetal, como si indicase el último brote antes de caer la hoja.
Protegiendo este conjunto, el cristal de zafiro abombado con tratamiento antirreflejos ofrece una distorsión óptica muy delicada en los bordes, evocando aquellos cristales de plexiglás antiguos, pero con toda la resistencia del material moderno. El canto del bisel, estriado con precisión en estilo moneda, añade textura y presencia. No es un adorno gratuito: en la muñeca, aporta agarre visual y completa la personalidad vintage del reloj.
Caja y proporciones: equilibrio entre robustez y elegancia
La caja de acero inoxidable, en formato multipieza y perfectamente alternada entre superficies pulidas y cepilladas, mide 40 mm de diámetro y 12,2 mm de grosor. Es una dimensión ideal para que este modelo conserve presencia sin resultar impositivo. Las asas, ligeramente curvadas y cepilladas, actúan como transición natural hacia la correa. La corona —la icónica Big Crown atornillada en tamaño XL— es el recordatorio más claro de sus raíces aeronáuticas, pensada originalmente para ser manipulada con guantes de aviador. A nivel táctil, tiene un mecanizado impecable y transmite robustez.
Aunque no es un reloj concebido para el agua, sus 50 metros de hermeticidad resultan más que suficientes para el uso cotidiano. La trasera, equipada con cristal mineral transparente, permite observar el corazón mecánico del reloj, coronado por el rotor rojo característico de Oris, símbolo de identidad desde hace décadas.
Movimiento y corazón mecánico
En su interior late el calibre Oris 754, basado en el fiable Sellita SW 200-1. Este movimiento automático, con 28.800 alternancias por hora y reserva de marcha de 41 horas, incorpora parada de segundos y fecha instantánea mediante aguja central. No busca exhibir acabados de alta relojería, pero sí ofrecer fiabilidad, precisión y simplicidad mecánica —valores que Oris ha defendido incluso en los peores tiempos de la industria.
Ver ese rotor rojo girando es casi un gesto ritual: nos recuerda que estamos ante un reloj nacido para ser usado, no guardado. No es un calibre ostentoso, pero en su honestidad reside parte de su encanto.
La correa: un proyecto ético y artesanal
La colaboración con Cervo Volante no es anecdótica. Cada año, en Suiza, miles de ciervos son abatidos para proteger los bosques alpinos. Cervo Volante rescata esas pieles, evitando el desperdicio y transformándolas en productos artesanales de altísima calidad. La correa en piel de ciervo marrón caoba, con 20 mm de ancho y sistema de cambio rápido, es tan agradable al tacto como visualmente rica. Su textura es natural, sin artificios, y el grabado del ciervo en su cara interna añade un detalle emocional que trasciende la estética.
Esta correa no busca la perfección industrial, sino el carácter. Y lo logra.
Experiencia personal: el encanto del tiempo lento
Al colocar este Oris en la muñeca, uno descubre que no es un reloj para medir los minutos, sino para habitarlos. Todo en él invita a bajar el ritmo: desde el suave degradado de su esfera hasta el paso firme de su aguja de fecha. No pretende ser moderno, ni técnico, ni deportivo. Quiere ser humano. Y ese es, tal vez, su mayor logro.
No es un reloj discreto, pero tampoco presumido. Es cálido, honesto, profundamente analógico. El tipo de reloj que se hereda, más que se vende.
Referencia, disponibilidad y precio
Esta versión corresponde a la referencia 01 754 7785 4068-Set, y llegará al mercado en octubre de 2025. Se entrega con una funda de viaje en piel de ciervo Cervo Volante, en coherencia con la filosofía sostenible del proyecto.
El precio es de 2.250 euros, una cifra que, considerando su historia, el nivel de fabricación suiza, la colaboración artesanal y el carisma absoluto del modelo, lo posiciona como una de las opciones con más alma dentro de su segmento.
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