El Moonwatch se sitúa por encima de los 100.000 euros con una edición elaborada completamente en platino, ahora también con el brazalete a juego
A principios de 2019, Omega anunció el regreso del legendario Calibre 321, una recreación fiel del movimiento que impulsó al icónico Speedmaster desde su introducción en 1957 hasta aproximadamente 1968, cuando fue sustituido por el más confiable Calibre 861. La primera pieza en integrar este movimiento fue un lujoso y exclusivo Moonwatch de platino con una esfera de ónix y meteorito, seguido por el Speedmaster “Ed White” en acero, considerado por muchos el Speedmaster definitivo. Ahora, Omega ha lanzado discretamente una versión en platino de seis dígitos de este Speedmaster Calibre 321, ampliando su exclusividad con un brazalete de platino a juego.
En cuanto a la categoría de Speedmasters, el título del modelo más costoso sigue en manos del espectacular Speedmaster Chrono Chime, un reloj de oro de 45 mm con una sofisticada esfera de aventurina y un innovador movimiento que combina cronógrafo de fracciones de segundo con un mecanismo de repetición de minutos. Sin embargo, dentro de la línea más clásica del Speedmaster, esta nueva edición en platino del Moonwatch 321 se convierte en una de las piezas más codiciadas, superando incluso al Speedmaster Calibre 321 Canopus.
Un diseño clásico con materiales de lujo
La caja mantiene el diseño asimétrico con asas tipo lira característico del Speedmaster, con un diámetro de 42 mm y una longitud total de 47,6 mm. Fabricada en una exclusiva aleación de platino con oro (Pt950Au20), combina superficies pulidas y cepilladas que acentúan la sofisticación del conjunto. A diferencia de los modelos tradicionales en acero, este reloj transmite una sensación de solidez y exclusividad inigualables.
El bisel, de cerámica negra con una escala taquimétrica en esmalte blanco, mantiene la legibilidad y el carácter deportivo del Speedmaster, pero con un acabado mucho más refinado. La tipografía y la inserción de esmalte aportan un extra de lujo sin comprometer la funcionalidad.
Una esfera con historia
Uno de los aspectos más llamativos de esta edición es su esfera. La base está realizada en ónix negro, con una superficie pulida y completamente libre de distracciones, lo que permite que los elementos aplicados resalten con claridad. Las subesferas están elaboradas con meteorito lunar, una elección que no solo aporta un toque distintivo, sino que también conecta este reloj con su historia ligada a la exploración espacial.
Los índices aplicados y las manecillas están fabricados en oro blanco de 18 quilates, un material que realza el contraste y aporta un brillo sofisticado. Para garantizar la funcionalidad en la oscuridad, tanto las manecillas como los marcadores cuentan con tratamiento de Super-LumiNova, proporcionando una legibilidad impecable en cualquier situación.
Un brazalete a la altura
El gran cambio de esta referencia 311.90.42.30.99.002 es el brazalete, que ahora está fabricado en la misma aleación de platino Pt950Au20 que la caja. Este no solo eleva la sensación de lujo, sino que también mejora la ergonomía gracias a su diseño de eslabones planos. Se aleja así del tradicional brazalete de acero con estilo “Nixon” de otros Moonwatch, apostando por un acabado más contemporáneo y refinado.
El cierre desplegable asegura un ajuste perfecto, garantizando comodidad y seguridad. Para quienes prefieran una opción más clásica, la versión con correa de piel negra sigue estando disponible bajo la referencia 311.93.42.30.99.001.
La magia del calibre 321
En el corazón de esta pieza se encuentra el legendario Calibre 321, un movimiento de cuerda manual que es una recreación fiel del mecanismo original utilizado en los primeros Speedmasters y en los relojes que viajaron a la Luna. Su arquitectura con rueda de pilares y embrague horizontal le confiere una operación suave y precisa, mientras que su frecuencia de 2,5 Hz y la espiral Breguet garantizan estabilidad y fiabilidad.
A pesar de su diseño clásico, este movimiento se ha actualizado para ofrecer una reserva de marcha mejorada de 55 horas. Además, está decorado con un recubrimiento PVD de oro Sedna, que imita el acabado de los calibres originales, pero con un nivel de terminación superior al de los actuales movimientos Co-Axial 3861.
El fondo de caja presenta un cristal de zafiro que permite admirar en todo su esplendor la belleza mecánica del Calibre 321. La disposición de los puentes, la decoración y la caligrafía grabada reflejan el nivel de atención al detalle que Omega ha puesto en este reloj.
El Speedmaster definitivo
Este Omega Speedmaster Calibre 321 en platino con brazalete de platino es, sin duda, la cúlia del Moonwatch. Con su caja y brazalete en materiales preciosos, su impresionante esfera con inclusiones de meteorito lunar y uno de los movimientos más emblemáticos en la historia de Omega, se posiciona como una pieza definitiva dentro de la colección Speedmaster.
El precio, acorde con su exclusividad, es de 107.500 euros para la versión con brazalete y 72.300 euros para la versión con correa de piel negra. Con estos valores, este modelo no está destinado al consumidor promedio, sino a coleccionistas y entusiastas dispuestos a poseer una de las interpretaciones más lujosas y refinadas del Speedmaster.
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