El Monaco siempre ha sido un símbolo de rebeldía dentro del catálogo de TAG Heuer, pero esta versión riza el rizo y lleva la colección a un terreno completamente nuevo. El TAG Heuer Monaco Split-Seconds Chronograph Air 1 es una pieza extraordinaria, concebida con la intención clara de demostrar hasta dónde puede llegar la marca cuando combina ingeniería extrema, estética futurista y la complicación cronográfica más espectacular: la función rattrapante. Es un reloj que no se limita a ser innovador; redefine el propio concepto de diseño y construcción dentro de la relojería deportiva de lujo.
Una caja que parece diseñada para un prototipo de competición
La construcción de la caja es seguramente la parte más impactante del Air 1. Sus 41 mm de diámetro, 15,2 mm de grosor y 47,9 mm de asa a asa otorgan presencia, pero el reloj sorprende por su ligereza debido al uso de titanio grado 5. La clave está en el método de fabricación: la fusión selectiva por láser (SLM), una técnica aditiva que permite concebir la caja como un auténtico exoesqueleto, con vaciados internos, estructuras alveolares y mallas imposibles de realizar mediante mecanizado tradicional.
El resultado es una arquitectura tridimensional visible, donde cada hueco y cada arista tiene un propósito tanto técnico como estético. Las rejillas laterales de titanio arenado aportan textura y carácter, mientras que bajo el bisel aparece uno de los detalles más lujosos: rejillas en oro amarillo 18 quilates 2N cortadas a láser, perfectamente integradas en la estructura. Esta mezcla de materiales —titanio técnico y oro cálido— está ejecutada con una precisión que sorprende incluso acostumbrados a lo que TAG Heuer suele ofrecer en sus piezas más experimentales.
El bisel de titanio con tratamiento DLC negro resalta la geometría agresiva del diseño. El conjunto, pese a su complejidad visual, pesa sólo 85 gramos, una cifra llamativa para un cronógrafo automático rattrapante. Los pulsadores y la corona, también en titanio DLC, mantienen esta estética de instrumento técnico, y el pulsador dedicado a la función rattrapante, situado a las 9, destaca en oro amarillo 18 quilates 2N, como guiño visual y funcional. La hermeticidad, con 30 metros, está en línea con otros Monaco de alta complicación.
En la muñeca, esta construcción no pasa desapercibida: la mezcla entre formas angulares, superficies satinadas, biselados pulidos y el contraste del oro crea un juego de luces permanente que convierte al reloj en una pieza casi escultórica.
Una esfera suspendida que convierte la mecánica en parte del diseño
En lugar de una esfera tradicional, el Air 1 utiliza un cristal de zafiro translúcido sobre el que se aplican índices, pistas y marcadores. Esto permite que el movimiento sea visible desde el frontal, creando un efecto de capas superpuestas que aporta una enorme profundidad visual.
Los índices aplicados en oro, dotados de bloques de Super-LumiNova blanca, se leen con sorprendente facilidad pese a la naturaleza esqueletizada del conjunto. Las agujas de horas y minutos, con puntas en oro, aportan un toque cálido que equilibra la dureza técnica del titanio y la opalina negra de los subcontadores.
La legibilidad —algo que siempre genera dudas en diseños tan abiertos— es notable. Tanto la aguja central del cronógrafo, lacada en blanco, como la aguja central de la rattrapante, lacada en dorado, se distinguen rápidamente. La geometría del Monaco, con su caja cuadrada, aquí juega a favor: permite disponer los elementos de forma aireada, sin saturación visual.
Los subcontadores mantienen la disposición clásica:
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minutos del cronógrafo a las 3, en acabado opalina negra,
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horas del cronógrafo a las 9, también opalina,
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segundero pequeño a las 6, sobre un anillo rodiado que captura la luz con elegancia.
No hay fecha, algo que agradezco profundamente. En una pieza que apuesta por la limpieza mecánica y la transparencia, añadir un disco de fecha habría añadido ruido visual.
En conjunto, la esfera es un despliegue de ingeniería visual: una mezcla precisa entre brutalismo técnico y estética refinada.
Un calibre rattrapante de alta frecuencia que destaca por su ligereza
El movimiento que impulsa este modelo es el extraordinario calibre TH81-00, desarrollado junto a Vaucher Manufacture Fleurier, uno de los grandes referentes en complicaciones sofisticadas. Es un cronógrafo automático con rueda de pilares y función rattrapante, diseñado para maximizar el rendimiento.
La frecuencia de 36.000 alternancias/hora le permite medir décimas de segundo y otorga un barrido de aguja impecablemente fluido. La reserva de marcha, de 65 horas en uso normal (o 55 horas con el cronógrafo en funcionamiento), es un logro teniendo en cuenta la alta frecuencia y la complejidad del mecanismo.
La característica más destacable es el uso de componentes principales en titanio, que reduce la inercia del movimiento y su peso total a unos 30 gramos. Esto contribuye tanto a la eficiencia como a la estabilidad. El acabado artesanal está a la altura de una pieza de élite: biselados a mano, engranajes finamente decorados y un espectacular rotor con diseño de panal, recubierto con laca dorada que encaja perfectamente con el lenguaje del exoesqueleto.
A través del fondo de caja en cristal de zafiro pulido, el movimiento se muestra como una obra de microarquitectura en movimiento, llena de planos, niveles y reflejos metálicos que cambian con la luz.
Comodidad y deportividad sofisticada
La correa está fabricada en caucho negro, con inserciones de Alcantara que aportan una textura más lujosa y un guiño directo a los interiores de vehículos deportivos. El cierre desplegable de mariposa en titanio DLC grado 5, con pulsadores de seguridad, es robusto y cómodo.
Gracias a su ligereza y ergonomía —sumadas a la flexibilidad de la correa—, el reloj se lleva con mucha más naturalidad de lo que podría sugerir su diseño técnico y contundente.
Un reloj que marca un antes y un después en la línea Monaco
El TAG Heuer Monaco Split-Seconds Chronograph Air 1 no es simplemente un nuevo capítulo en la colección: es una reinterpretación completa del ADN Monaco, llevándolo hacia una estética futurista que combina rendimiento de competición y artesanía relojera. Es un ejemplo de lo que ocurre cuando TAG Heuer decide no poner límites a la innovación.
Es una edición limitada a 30 unidades, disponible desde diciembre de 2025, con precio bajo demanda, como corresponde a una pieza tan exclusiva y compleja.
Referencia: CBW218B.FT8124.
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