La elegante línea Tudor Black Bay 31/36/39/41, con bisel fijo, se actualizaba profundamente este año
El Black Bay continúa su ascenso en el catálogo de la marca, ahora con un diseño de caja más sofisticado, brazaletes con ajuste rápido, movimientos manufactura y nuevos y contemporáneos colores para la esfera.
El Black Bay ha sido un éxito absoluto como reloj de buceo para Tudor desde que la firma lo presentó en 2012. Con elementos de diseño propios de algunos diver Tudor de los años 50 y 70, esta colección es probablemente la más importante en la actualidad. Diferenciándose de otros Black Bay más deportivos, relojes diver herramienta, la línea de bisel fijo, conocida como 31/36/39/41, con 3 agujas, se renovaba este año con 3 novedosos modelos para un total de 24 nuevas referencias. Los acabados son más sofisticados, las esferas, más elegantes, con acabado en rayos de sol, los brazaletes, de 5 eslabones, cuentan ahora con un sistema de ajuste rápido, y los movimientos son manufactura, fabricados por Tudor y certificados por el COSC.
Tudor Black Bay de bisel fijo en 31, 36, 39 y 41 mm
Disponibles en 31, 36, 39 y 41 mm, la nueva línea Black Bay Fixed Bezel nos trae un perfil de caja más curvo y moderno. Con flancos pulidos y abombados, la silueta, más suave, se acompaña de un brazalete de acero inoxidable de cinco eslabones, cuyo punto fuerte es el sistema de ajuste rápido Tudor T-fit. Sin necesidad de herramientas y con cinco posiciones, el sistema le permite realizar ajustes instantáneos de hasta 8 mm en el cierre. Al igual que la caja, este brazalete, de estilo Jubilee, tiene un acabado con eslabones exteriores en un cepillado vertical y eslabones interiores pulidos, lo que le da un toque deportivo pero sofisticado. La corona de gran tamaño, una característica que se tomó prestada del Big Crown Submariner de Tudor de 1958 (ref. 7924), se ha reemplazado por una nueva corona atornillada curva con la rosa de Tudor en relieve.
A pesar de la apariencia menos deportiva, el bisel pulido y fijo, sin marcas, y su hermeticidad de 100 metros, sitúan a este modelo como un reloj deportivo robusto y versátil, alejándolo de las capacidades de reloj de buceo de otros modelos Black Bay resistentes al agua hasta 200 metros. El cristal es de zafiro plano.
Para este nuevo diseño tan mimado, Tudor ha conservado las icónicas manecillas Snowflake, algo tranquilizador para los fans, con una forma arraigada en el linaje del Black Bay. Sobre una buena variedad de colores de esfera, azul, antracita y champán, en rayos de sol, tanto los índices como las agujas van tratados con Super-LumiNova de Grado A. Como parte del nuevo diseño, el minutero ahora es más largo y el segundero tiene forma de piruleta, en lugar del estilo Snowflake.
Junto con los cuatro tamaños de caja y los tres colores de esfera, Tudor hace que la nueva colección sea lo más versátil posible introduciendo las mismas variaciones pero con marcadores de hora con diamantes, opcionales.
Tudor equipa estos nuevos modelos con tres movimientos automáticos fabricados internamente y de diferentes tamaños. Cuentan con espirales de silicio no magnético y certificación COSC. Los movimientos grandes y medianos (MT56 y MT54) ofrecen una sólida reserva de marcha de 70 horas, mientras que el calibre MT52, más pequeño, tiene una autonomía de 50 horas. Con una frecuencia de 28.800 alternancias/hora, el movimiento también cuenta con función hack de parada del segundero.
Precios y referencias
Los precios varían según el tamaño, incrementándose para las versiones con diamantes. Los modelos de 31 mm se sitúan en 3.710 euros, los de 36 mm, en 3.810 euros, los de 39 mm, en 3.910 euros y los más grandes, de 41 mm, tienen un precio de 4.020 euros. Respectivamente para las referencias con diamantes, serían 4.440 euros, 4.640 euros, 4.740 euros y 4.850 euros. Vemos a a continuación las referencias sin diamantes en la esfera.
