Hace 200 años, Abraham-Louis Breguet creó para una Reina (Caroline Murat, Reina de Nápoles) el primer reloj de pulsera. Para rendir homenaje a esta pieza histórica y a su genio creador, Breguet viaja a Nápoles, donde comenzó todo…
Para un aniversario único, un programa insólito
El 5 y 6 de octubre de 2012, Breguet se apropió del golfo de Nápoles para celebrar el bicentenario del primer reloj de pulsera, así como los 10 años de su colección femenina «Reine de Naples». Breguet propuso remontar el tiempo y descubrir primero la Reggia Di Capodimonte, inicialmente edificada para Carlos de Borbón en 1738. A partir de 1808, este palacio se convierte en la residencia de Caroline Murat, quien ocupa el trono de Nápoles hasta 1815. Hoy, transformado en museo nacional, la Reggia Di Capodimonte posee aún algunos de los apartamentos de la época de Caroline Murat, Reina de Nápoles. Es en el corazón del museo de Capodimonte, y más concretamente en la sala de baile de los apartamentos, famosa por la fastuosidad de sus decoraciones. Después, el destino fue la isla de Capri, donde se prolongó este evento conmemorativo único.
Al mismo tiempo, Breguet sumergió a sus invitados en el universo del primer reloj de pulsera, instalando su exposición itinerante «Reine de Naples» en las alturas de Capri. Inaugurada en enero de 2012 en la Cité du Temps de Ginebra y presentada después sucesivamente en las ciudades más importantes de Asia, Estados Unidos y Europa, esta exposición narra la historia y los misterios del primer reloj de pulsera. En ella se expone parte de las piezas más hermosas de la colección contemporánea «Reine de Naples», ilustrando con audacia la ingeniosidad y elegancia de los relojes de Abraham-Louis Breguet.
Breguet, orgullosa de poner en primer plano algunas de las más minuciosas etapas en la creación de un reloj, presenta además una selección exclusiva de oficios artesanales representativos de su savoir-faire ancestral. El biselado, el grabado, el guilloqueado y el arte del camafeo son algunas de las técnicas decorativas que Breguet invitó a descubrir.
Primicia mundial, piezas exclusivas
Un evento internacional de esta envergadura sólo puede presentar piezas de excepción. En este marco, Marc A. Hayek, Presidente y CEO de Montres Breguet, presentó en primicia mundial un nuevo modelo «Reine de Naples» especial aniversario, así como un aderezo completo, creado exclusivamente para esta doble conmemoración. Ambas creaciones rinden homenaje a los 200 años que han pasado desde que se hiciera la entrega del primer reloj de pulsera y a los 10 años de la colección «Reine de Naples».
Colección «Reine de Naples»: una oda a la feminidad
El reloj “Reine de Naples” especial aniversario y el aderezo “Reine de Naples” se unen a la colección emblemática, que celebra hoy sus 10 años. Lanzada en 2002, esta colección exclusivamente femenina es un homenaje al primer reloj de pulsera encargado por Caroline Murat a Abraham-Louis Breguet en 1810 y entregado en 1812.
Para crear su colección «Reine de Naples», Breguet se inspiró de las descripciones históricas de la pieza original, conocida con el número de producción 2639. Los archivos de Abraham- Louis Breguet, conservados en el museo Breguet de la Place Vendôme en Paris, permitieron a la Casa reinterpretar los códigos estéticos del primer reloj de pulsera. A su imagen, las creaciones de la colección «Reine de Naples» son de forma oval y lucen una esfera descentrada a las 6h. Ciertos modelos están equipados con una correa entrelazada o de un indicador de reserva de marcha a las 12h, en referencia a la estética del reloj N° 2639, cuya correa era de pelo entrelazado con hebras de oro y con un termómetro por fuera del círculo horario.
Elaborada exclusivamente para las mujeres, la colección «Reine de Naples» combina a la perfección refinamiento y complicaciones mecánicas, como las fases de la luna o la sonería al paso.
1812, y Breguet termina para una Reina el primer reloj de pulsera
En 1810, Caroline Murat, Reina de Nápoles y hermana de Napoleón 1o, encarga a Abraham- Louis Breguet una pieza innovadora, ya que se trata del primer reloj de pulsera en la historia de la relojería. Realizada en los talleres del que denominan «el Joyero más grande de todos los tiempos», el encargo de la Reina de Nápoles tiene una historia singular que relatan los registros antiguos de Breguet.
El 8 de junio de 1810, la Reina de Nápoles encarga a Breguet dos relojes poco comunes: un reloj de carruaje con gran complicación, por 100 luis, «y un reloj de pulsera con repetición por un precio de 5.000 francos». El encargo de la Reina de Nápoles, que sería el reloj Breguet N° 2639, tiene como denominación inédita «répétition de forme oblongue pour bracelet» (repetición de forma oblonga para pulsera). Posee un escape de áncora llamado «escape libre» y está dotado de un termómetro. Su realización requirió 34 operaciones diferentes y el trabajo de 17 personas. En diciembre de 1811, el reloj parece terminado y es facturado a 4.800 francos. Sin embargo, hay que cambiar el sistema de minutería y reemplazar – sin duda a pedido de la reina – la esfera de oro guilloqueada por una esfera de plata guilloqueada con números árabes. La pieza es finalizada el 21 de diciembre de 1812.
El 8 de marzo de 1849, la condesa Rasponi lleva su reloj para reparar. Se trata de un «reloj de repetición muy plano que lleva el N° 2639, esfera de plata, números árabes, un termómetro y
avance-retraso fuera de la esfera, el susodicho reloj que se ajustaba, como se deseaba, con una correa de pelo entrelazado con hebras de oro, con llave de oro para dar cuerda, otra correa con hebras de oro igualmente, en un estuche de tafilete rojo». Su propietaria resultó ser Louise Murat, cuarta y última hija de Joachim y Caroline Murat, quien se casó en 1825 con el conde Giulio Rasponi.
El 27 de marzo de 1849, el reloj es devuelto a su propietaria. La reparación, que costó 80 francos, es descrita en los siguientes términos: «Volvimos a pulir los pivotes, reparamos el termómetro, ajustamos la repetición, renovamos la esfera, revisamos, limpiamos el reloj y todas sus partes y lo ajustamos».
En agosto de 1855, la condesa Rasponi lleva su reloj a Breguet para obtener nuevas llaves: una llave macho para dar cuerda y una llave hembra para ajustar la hora. Esta mención, que indica que el reloj posee una caja de oro guilloqueada y un un «gran anillo de oro quebrado», es el último indicio que la Casa Breguet posee del reloj N° 2639.
Perdido hasta el día de hoy, el reloj sigue siendo una incógnita para coleccionistas y especialistas. No se ha encontrado ningún bosquejo en los archivos. Sin embargo, sabemos que Abraham-Louis Breguet creó para la Reina de Nápoles el primer reloj de pulsera conocido en el mundo. Una pieza con una arquitectura única y de un refinamiento extraordinario, ya que se trata de un reloj de repetición y con complicaciones, oval, excepcionalmente fino y con una correa de pelo entrelazado con hebras de oro.
RELOJ «REINE DE NAPLES», ESPECIAL 200 ANIVERSARIO
La «REINE DE NAPLES» especial aniversario está entre las Grandes Complicaciones Breguet. La Sonería al Paso hace que cada hora en punto suene dos veces, repetidas en tres ocasiones. Esta complicación recuerda de forma discreta el tiempo que transcurre. Un pulsador en las 2h permite detener esta función. En paralelo a los imperativos técnicos habituales que conlleva la creación de un movimiento de forma ovoide, este reloj único integra los resultados obtenidos en investigación fundamental llevada a cabo por Breguet en materia de acústica de los relojes de sonería y de repetición.
La geometría de los puentes, de la masa oscilante y de los adornos, que se puede admirar en el dorso del reloj a través de un fondo de zafiro, representan la imagen de un quiosco de estilo mediterráneo, idéntico a la geometría de las suntuosas residencias de Caroline Murat. Para hacer juego con el entorno en cual es desvelada esta pieza, el bisel, la carrura y las asas del «Reine de Naples» especial aniversario están engastados con 28 diamantes talla brillante y 27 zafiros azules. Los martillos de la sonería, en medio de los cuales el corazón diamante de una rosa de oro grabado indica la puesta en funcionamiento de la sonería al paso, se pueden apreciar en la parte superior de la esfera a las once y a la una. La esfera de oro plateado y su realce están engastados con 233 diamantes talla brillante y 303 zafiros de matices diferentes, ofreciendo una sutil graduación de colores. Una corona situada a las 4h, engastada con un diamante talla briolette, realza el aspecto de este reloj aniversario exclusivo, correa de cuero de cocodrilo con hebilla desplegable engastada con 26 diamantes.
FICHA TÉCNICA
Caja de forma «ovoide», de oro blanco 18 quilates con carrura finamente acanalado. Bisel, carrura y asas engastadas con 28 diamantes talla brillante, 0,89 quilate aprox. y 27 zafiros azules talla brillante, 2,77 quilates aprox. Corona engastada con un diamante talla briolette, 0,267 quilates aprox. Pulsador de la sonería a las 2h. Fondo grabado a mano con cristal de zafiro. Dimensiones 38,45 x 30,40 mm. Estanquidad hasta 3 bar (30 m).
Esfera de oro plateada engastada con 156 diamantes talla brillante, 0,42 quilates aprox. y 303 zafiros azules talla brillante, 0,84 quilates aprox. Individualmente numerada y firmada BREGUET. Realce engastado con 77 diamantes talla brillante, 0,1586 quilates aprox. Círculo horario dscentrado a las 6h. Agujas BREGUET «pomme évidée» de acero azulado. Un diamante en el corazón de una rosa de oro grabado indica el inicio de la sonería en la ventanilla de las 12h. Tiene dos aperturas, a las 11h y a la 1h, que permiten ver los martillos de la sonería.
Movimiento mecánico automático, grabado a mano, individualmente numerado y firmado BREGUET. Cal. 78SO. 131⁄4 x 93⁄4 líneas. 54 rubíes. Reserva de marcha de 65 horas sin la sonería activada o 50 horas aproximadamente con la sonería activada. Masa oscilante de oro de 18 quilates grabada a mano. Escape de áncora suizo en línea. Volante BREGUET con tornillos reguladores. Espiral en silicio. Frecuencia 3Hz. Ajustado en 5 posiciones.
Correa de cuero de cocodrilo con hebilla desplegable engastada con diamantes, 0,1285 quilates aprox.
ALTA JOYERÍA «REINE DE NAPLES»
El ADEREZO REINE DE NAPLES se compone de un anillo, unos pendientes, un collar y una tiara. Cada una de estas joyas está hecha en platino 950, el material más noble y resistente que se pueda encontrar actualmente en joyería. El motivo central de las joyas del aderezo «Reine de Naples» es un zafiro azul talla oval. Está rodeado de dos anillos ovoides engastados con diamantes talla baguette que hacen juego de forma elegante y refinada con con la caja del primer reloj de pulsera, cuya forma era oblonga.
ALTA JOYERÍA BREGUET – ADEREZO REINE DE NAPLES
Ref. GJE07PT05.9SABAA
Anillo «Reine de Naples» de platino 950 engastado con diamantes talla brillante, 2,48 quilates, diamantes talla baguette, 7,50 quilates aprox. y de un zafiro azul talla oval, 9,50 quilates.
Ref. GJE07PT01.9SABAA
Pendientes «Reine de Naples» de platino 950 engastados con diamantes talla brillante, 0,50 quilates, diamantes talla baguette, 2,74 quilates y 2 zafiros azules talla oval, 4,02 y 4,58 quilates.
Ref. GJE07PT06.9SABAA
Collar «Reine de Naples» de platino 950 engastado con diamantes talla brillante, 16,71 quilates, diamantes talla baguette, 6,17 quilates y un zafiro azul talla oval, 9,41 quilates.
Ref. GJE07PT12.9SABAA
Tiara «Reine de Naples» de platino 950 engastada con diamantes talla brillante, 12,75 quilates, diamantes talla baguette, 8,00 quilates aprox. y un zafiro azul talla oval, 8,37 quilates.
UNA PRESENTACIÓN DEL SAVOIR-FAIRE INIMITABLE DE LOS ARTESANOS BREGUET
La creación de un reloj Breguet se basa en la práctica de treinta oficios artesanales, que representan el savoir-faire secular de la Casa. Aunque el relojero es una figura fundamental durante la producción, no es el único que interviene en la realización de un reloj. Breguet presenta una selección de artesanos-decoradores, a menudo desconocidos, que contribuyen a dar forma a relojes de belleza excepcional.
Ya en el siglo XVIII, Abraham-Louis Breguet daba particular importancia a la decoración de sus creaciones. Los relojes del famoso relojero lucían distintos motivos que realzaban la belleza del movimiento, de la caja y de la esfera. Sin embargo, es necesario señalar que las motivaciones de dicho trabajo artístico eran principalmente funcionales. En efecto, la decoración de los relojes evita que se pierda prematuramente su resplandor y protege las superficies lisas o pulidas frágiles, a menudo expuestas a rayones, arañazos y otras agresiones.
Las tendencias han evolucionado con el paso del tiempo y en la actualidad las consideraciones estéticas prevalecen sobre las razones prácticas que inspiraron inicialmente las diferentes decoraciones de los relojes. Los artesanos de Breguet, anguladores, grabadores y guilloqueadores, ponen en práctica sus conocimientos técnicos y sus competencias al servicio de la estética, a la vez que perpetúan un savoir-faire ancestral digno de los más grandes relojeros de todos los tiempos.
El biselado es una técnica de acabado que se basa en los conocimientos transmitidos de generación en generación y que destaca por su complejidad. El biselado se realiza para pulir y redondear los bordes de los componentes de un movimiento y puede cumplir una función doble: práctica, puesto que permite eliminar rebabas y rastros de mecanizado que podrían afectar el funcionamiento y la fiabilidad del movimiento, y sobre todo estética, puesto que crea un juego de reflejos que opone las superficies satinadas y mates de los ángulos pulidos. El artesano corrige y frota meticulosamente todas las superficies de las piezas con distintas herramientas y materiales abrasivos que parecen ser los mismos desde hace siglos. En el resultado final, los ángulos externos son agudos y los internos son cerrados; los bordes son rectos, curvados o redondeados. El biselado embellece el movimiento que realza el arte relojero de Breguet.
El grabado, por su parte, es un arte ornamental de pleno derecho. Utilizando una serie de herramientas que él mismo perfecciona, el artista esculpe a mano alzada los materiales más nobles. La precisión es indispensable; el más mínimo error, un temblor de manos imperceptible, puede arruinar el trabajo de varios días. Las decoraciones grabadas confieren a los relojes Breguet, únicos en su género, un refinamiento inimitable y un carácter único.
El guilloqueado, una técnica de grabado en relieve, ha sido muy apreciada por los maestros relojeros desde su aparición en el siglo XVI. Inicialmente,
fue utilizada para realzar la belleza de las cajas, y Abraham-Louis Breguet comenzó a guilloquear las esferas de los relojes. En las esferas Breguet, auténticas obras de arte, se aprecia la infinita paciencia del artesano cuando ejerce su impresionante dominio técnico. Su realización es manual, conforme a métodos de trabajo ancestrales, y la delicadeza de los detalles sigue siendo el resultado de un secreto de fabricación guardado con celo. El «guilloqueado» tradicional, realizado en un torno (para los motivos), o en una máquina de guilloquear de línea (para los motivos lineales), es indiscutiblemente una de las principales características de un reloj Breguet. El disco de la esfera en oro de 18 quilates, inicialmente liso o en nácar, se esculpe con un buril. Los «ribetes» que quedan van dejando ver las zonas en las que se alojarán las indicaciones: reserva de marcha, fases de la luna, pequeño segundero, fecha, etc. La esfera está lista para ser decorada, y adquiere entonces su superficie mate, de textura refinada y sin reflejos, con una distribución perfecta de la estructura de los decorados: Clou de Paris, motivo «flinqué», grano de cebada, motivo «olas», motivo «vieux panier», etc.
La Manufactura Breguet, en constante búsqueda de renovación y atenta a la preservación de las tradiciones ancestrales, colabora con los mejores maestros grabadores de camafeo. El arte del camafeo, trabajo de grabado en bajorrelieve de más de 4.000 años de antigüedad, es uno de los oficios artesanales más sorprendentes. Se realiza a partir de conchas en las cuales se realza el contraste de los estratos de color. El artesano utiliza un buril, que él mismo ha moldeado, para trabajar las finas capas internas de la concha, realizando una estructura de extraordinaria delicadeza. La selección de las
conchas, regida por reglas éticas respetuosas con la fauna marina, es una etapa primordial del arte del camafeo. Nuestros maestros grabadores seleccionan únicamente las conchas más nobles y las que presentan los colores más suntuosos. Una vez que ha seleccionado el material, el artesano realiza el corte de la concha en la parte más plana. Para obtener un resultado perfectamente redondo, talla y lima cada pieza cuidadosamente. Con un lápiz, dibuja un bosquejo de lo que será su obra. Entonces, comienza el trabajo de grabado, la etapa más delicada y artística del proceso creativo, que confiere al camafeo, una vez limpiado y pulido, su resplandor inimitable.
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