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A Sarkozy y Bonaparte les une algo más que el tacón cubano y la ambición por dirigir las riendas de Europa: el gusto por los relojes de la maison suiza Breguet

nicolas-sarkozy-breguet-le-reveil-du-tsarHistórico Nicolas Sarkozy usa el Breguet Le Réveil du Tsar, inspirado en una creación de la maison suiza para el Zar de Rusia. Está valorado en más de 30.000 euros

A Sarkozy y Bonaparte les une algo más que el tacón cubano —síndrome del hombre bajito— y la ambición por dirigir las riendas de Europa. El gusto por los relojes de la maison suiza Breguet es otra de las coincidencias entre ambos estadistas. Aunque el presidente francés ha preferido imitar la elegancia del Zar Alejandro I a la hora de elegir el suyo, un Breguet conocido como Le Réveil du Tsar (el despertador del zar). Valorado en más de 30.000 euros, cuenta con función despertador y con un movimiento compuesto por más de 400 piezas coronado por un guillochérealizado a mano por los artesanos del Valle de Joux.

Allí, a 50 kilómetros de Ginebra, Breguet lleva 237 años fabricando «grandes complicaciones» para los más poderosos. Luis XVI y María Antonieta de Francia, Jorge III y Victoria I de Inglaterra, el Rey Farouk de Egipto o Alfonso XIII son algunos de los personajes que adornan la lista de clientes de la firma fundada por el mecánico relojero Abraham-Louis Breguet. En esa lista también encontramos apellidos ilustres como Rothschild, Talleyrand-Périgord o Spencer-Churchill (Sir Winston no se separaba de su repetidor de minutos Breguet N. 765). E incluso a Grandes de España, como el Duque del Infantado y el Duque de Osuna.

Los clásicos nunca mueren. Y la firma suiza sigue ganando clientes VIP. El primer ministro Vladímir Putin es una cara conocida en la boutique Breguet de la histórica Plaza Roja de Moscú. Allí, el presidenciable ex agente de la KGB desembolsó casi 20.000 euros por un cronógrafo de la línea Marine, inspirado en los cronómetros creados por Abraham-Louis para la Marina francesa. En 2008, a los pocos días de haber enseñado su Breguet durante una gira por China, el modelo se agotó en las tiendas de lujo moscovitas. El oligarca suele regalar algunos relojes de su colección a obreros y campesinos, pero jamás se desprende de su Marine.

Y es que esta marca relojera es casi una cuestión de Estado en la ex URSS. El presidente Dmitri Medvédev también presume del suyo, un Fase Lunar de la línea Classique. Mientras que su mujer, Svetlana, ha posado con un Reine de Naples, un reloj-brazalete que imita una pieza creada en 1809 para Caroline Murat, Reina de Nápoles. El modelo más barato de esta línea cuesta 27.500 euros. Una extravagancia digna de zarinas de otros tiempos. O de primeras damas sin complejos.

Leído en: abc.es

Jaime Civantos Capella