Cómo funciona un reloj automático
Los relojes mecánicos requieren de una energía para funcionar, como cualquier máquina o mecanismo, energía que se acumula en un muelle de carga. La diferencia entre un reloj de carga manual y uno automático es la manera en la que se carga esa energía en dicho resorte: dando cuerda girando la corona en un reloj mecánico manual, y con el movimiento del brazo, el movimiento intencionado con el reloj en la mano o colocando el reloj en un watch winder, en el caso de un reloj mecánico automático. ¿Cómo se carga el resorte en dicho movimiento? Aquí veremos el funcionamiento e indicaciones importantes para el mantenimiento de dicho mecanismo.
Funcionamiento del mecanismo de un reloj automático
La acumulación de energía en el resorte la realiza un rotor de carga, que gira con el movimiento del reloj al llevarlo en la muñeca, y un trinquete, que evita la descarga. El resorte se encuentra en el interior de una pieza denominada barrilete. En caso de que hubiese que sustituir o reparar el resorte, éste debe ser introducido en el barrilete utilizando siempre una herramienta específica para ello, denominada estrapada.
El funcionamiento de un reloj, partiendo de la mencionada energía, es en realidad bastante sencillo. El barrilete, que lleva adosada la primera rueda del tren de engranajes del mecanismo (que realiza una desmultiplicación hasta la última rueda), gira liberando la energía del resorte, transmitiéndola a la segunda rueda, con la que engrana mediante un piñón, que sería la rueda de los minutos, que en la mayoría de ocasiones lleva anclada la aguja minutera. Ésta segunda rueda da una vuelta completa cada sesenta minutos, y engrana, a su vez, con el piñón de la tercera rueda, cuyos dos objetivos son, invertir el sentido de giro, ya que si no minutero y segundero girarían en sentidos opuestos, y hacer que la última rueda, la quinta rueda o rueda de escape, dé 3600 vueltas. La tercera rueda engranaría con el piñón de la cuarta rueda, la rueda del segundero, y ésta, con el piñon de la rueda de escape, que completa el tren de engranajes.
Una vez conocido el tren de engranajes, cabría preguntarse qué es lo que hace que estas ruedas no giren libremente y sin control, debido a la energía liberada desde el barrilete, sino que giren a un determinado ritmo, marcando las horas, minutos y segundos del reloj, y a esto responde el denominado escape del reloj. Veremos a continuación cómo funciona.
El escape del reloj es la parte más interesante, es el conjunto de piezas en las que termina el tren de engranajes, y se compone, primero de la ya mencionada rueda de escape, del áncora y del platillo. La función que cumple el escape es la de transformar el movimiento rotatorio de la rueda de escape en un movimiento oscilatorio, que regulará el movimiento de esa rueda, y por consiguiente, de todo el tren de engranajes. Esto se consigue ya que el escape, en un extremo va anclado al oscilador (que ahora veremos), y en otro extremo, que engrana en dos puntos, con 2 piezas de rubí, con la rueda de escape. El mencionado oscilador lo componen el espiral y el volante de inercia. El espiral es un alambre sujeto al volante, que suele llevar acoplado un regulador para que el relojero pueda aumentar o disminuir muy ligeramente la marcha, por adelanto o atraso del mecanismo, cuando éste requiere de un ajuste preciso. Por último, el volante gira alternativamente en ambos sentidos, para sacar de reposo al ancora. En la siguiente imagen de Wikipedia vemos con sencillez el mecanismo del reloj.
Para el funcionamiento de un reloj automático, muchas piezas del mecanismo del reloj llevan rubíes en los ejes de rotación para reducir al mínimo la fricción entre las piezas en movimiento, ayudados por aceites de diferentes densidades para este cometido. Por ello es necesario realizar una revisión o mantenimiento del calibre de un reloj automático cada cierto tiempo, no sólo por el desgaste de las piezas y su limpieza, sino porque estos aceites se vuelven gomosos con el tiempo, lo que reduce su eficacia y aumenta el desgaste. Se utilizan rubíes sintéticos por su dureza intrínseca, lo que hace que sean los mejores cojinetes a utilizar en todos los puntos de giro. El número de estas joyas puede variar en un mecanismo entre siete y veintitrés. Las ruedas del mecanismo de un reloj suelen fabricarse en latón, y los piñones, en acero templado
Hoy en día, los mecanismos automáticos más habituales, como el calibre ETA 2824, el Miyota 9015 y muchos otros, además de todos los calibres de las manufacturas suizas de relojes, suelen llevar mecanismos antichoque, que se instalan normalmente en los cojinetes que soportan el volante. Te recomendamos nuestro artículo para ajustar la precisión, adelanto o atraso de un reloj automático.
Calibres y complicaciones en relojes automáticos
Partiendo de este movimiento automático de un reloj, además de que se han inventado numerosos tipos de escape, como el escape co-axial de Omega, para hacer el mecanismo mejor y más preciso, y aplicados materiales innovadores al espiral, pueden derivarse numerosas complicaciones, que lo hagan más bello y preciso (como en el caso del tourbillon) o que le añadan funciones (como el calendario, el indicador de reserva de marcha, el cronógrafo, la repetición de minutos, etc.).
Hay que ser cuidadoso con los relojes con mecanismo automático, ya que son sensibles a los golpes y requieren revisiones periódicas para realizarles el mantenimiento necesario o alguna reparación, y por supuesto, darles cuerda de forma manual, con cuidado en el caso de que sea necesario, para arrancarlo, o porque el reloj se pare.
En las siguientes imágenes vemos un bello calibre automático manufactura montado en un Patek Philippe Nautilus…
…y el despiece de un calibre automático.
A continuación, un vídeo con una Animación de un reloj mecánico, que ayuda a comprender el funcionamiento que hemos relatado.